
Las lamias son aladas y muy bellas, con largas cabelleras doradas, pero con la peculiaridad de que sus pies son en realidad patas de ave palmípeda. Además son muy nobles y tienen un gran poder. Se dice que viven cientos de años, y que se alimentan de tocino, pan de trigo, sidra y la leche que les ofrecen los humanos. Habitan en las riberas de los ríos, entonando hermosas canciones con voz dulce y melodiosa, pero se sumergen en el agua cuando detectan alguna presencia humana. Habitualmente sólo salen a la superficie por las noches para lavar la ropa en el río, peinarse sus largas cabelleras con peines de oro y para hilar con la rueca.
El peine de oro simboliza el poder material y, sobe todo, erótico de las lamias, y desde siempre, ha sido el objeto de deseo de los humanos, que intentaban conseguirlos por cualquier medio, provocando en ocasiones la ira de las lamias, que envolvían en desgracias a los ladrones hasta que devolvían el peine.